jueves, 2 de julio de 2015

Tango Maurice Mouvet New York


Tango:

Maurice Mouvet fue uno de los bailarines más famosos y exitosos a partir de la década de 1910. Creador del llamado Tango Americano, su nombre fue sinónimo de calidad, inventiva y profesionalismo en el mundo de los bailes de salón de Europa y los EE.UU., marcando el camino a muchos bailarines que le seguirían. Nacida en New York, cerca de la estación Pennsylvania, el 17 de marzo de 1889, de padres belgas (Lieja), al fallecer su madre cuando él tenía 5 años de edad, fue llevado por su padre a vivir a Londres. Según cuenta Maurice en un reportaje aparecido en The New York Times el 10 de diciembre de 1911, al cumplir 11 años de edad se fue a vivir a París donde se ganó la vida trabajando de mandadero en un hotel. En la Ciudad Luz descubrió su vocación por el baile al ver en el Nouveau Cirque a un grupo de bailarines negros bailando el cake-walk. ¿Por qué no puedo hacer yo lo mismo?, se preguntó. Con este pensamiento en mente, se compró un gran espejo y comenzó a practicar delante de él, aprendiendo por si mismo viendo bailar a los demás en los clubes nocturnos. Habiendo conseguido un puesto en el Automobille Club, su mejor remuneración le permitió frecuentar los lugares más sofisticados de Montmartre, entre ellos el Bal-Tabarin, donde realmente aprendió a bailar. Tan bien lo hizo, que ingresó al Royal Supper bailando la "maxixe", danza que se había puesto de moda, a razón de un dólar por noche. Si bien Maurice no lo aclara en el reportaje, hay una versión que dice que dio sus primeros pasos de baile en el restaurante Maxim's mientras trabajaba allí como portero, y otra que sostiene que a la edad de 15 años comenzó como actor en el Vaudeville Stageas, donde algunos papeles de bailarín lo llevaron por el camino de la danza. Sea como fuese, ya convertido en bailarín profesional, consiguió cierto renombre ejecutando los bailes populares de ese entonces: valses, gigas, cake-walks, mazurcas y su versión de la maxixe. A estar por sus declaraciones, cuando juntó unos francos viajó a Viena y Budapest haciendo sensación con sus bailes, al extremo de subir sus acciones y percibir $300 dólares por mes. Con su fama en el bolsillo, regresó a París y actuó en el Rat Mort, el Maxim's (quizás Maurice se olvidó de decirle al periodista que lo hizo de portero) y el Ambassadeurs. Conocido en Europa como Morris antes de afrancesar su nombre, Maurice bailaba con su esposa Leona -sólo así conocida-, cuando cerca de 1907, después de aprender la por ese entonces considerada "infame" danza apache de la clase baja parisina con su amigo Max Dearle, integrante del grupo apache los Gunmen of París, introdujo su versión en el Café de París. Tal fue su perfección, que incluso fue requerido por el rey Eduard VII a bailarlo en su presencia. Después de fallecer Leona imprevistamente de pulmonía en mayo de 1911, desconsolado, pensando que nunca iba a encontrar una pareja igual, empujado por sus amigos y queriendo poner distancia, Maurice retorna por primera vez a su ciudad natal por un corto tiempo. Dando lecciones de los bailes que aprendió en Europa, y formando nueva pareja con Madelaine D'Arville -como se ve muy pronto se consoló- actúa en Broadway en el musical "Peggy", y presenta en el Café de L'Opera, nuevamente con gran suceso, la danza apache. Pero por poco tiempo, ya que tenía que regresar a Europa para cumplir con su programado debut en Londres en marzo de 1912. Hasta aquí lo contado por Maurice al periodista del Times. Pero como todos los artistas se la cuentan a su manera, su relato puede diferir con los de otros periodistas o con los historiadores de la danza. De regreso a la capital francesa tuvo la oportunidad de su vida al ser contratado para hacer exhibiciones de bailes por dos años en el Café de París, en ese momento el más famoso y elegante super club nocturno de la Ciudad Luz. "Todo el mundo estaba allí -le confesó Maurice al periodista-. No había una noche sin que el lugar no estuviese lleno de nobles de toda Europa y docenas de ricos americanos". Entre esos "ricos americanos" estaban los estancieros argentinos que Maurice confesó vio bailar el tango por primera vez durante una fiesta que ellos daban allí. En ese momento, el tango estaba ganando popularidad en Francia. Ya se conocía La Morocha, los Gobbis habían grabado tangos para Victor y llegaban a tentar fortuna los bailarines Bernabé Simara, Enrique Saborido con el pianista Carlos C.V. Flores, Casimiro Aín con Martina, su esposa y pareja de baile, y entre otros el escritor y gran bailarín de tango Ricardo Güiraldes. Como es de imaginar, el Café de París era punto de reunión de los argentinos residentes o de visita en la capital francesa, y por lo tanto de algunos de los pioneros del tango argentino. La bailarina Irene Castle testifica en su autobiografía, casi coincidiendo con Maurice, que todas las noches concurría allí la misma gente, entre ellos "ricos argentinos con sus oscuras y hermosas mujeres". Por lo tanto, el recién arribado tango flotaba en su ambiente. Diestro bailarín como era, fascinado de inmediato por la nueva danza, Maurice absorbió el excitante clima tanguero que se vivía en el lugar, y pronto aprendió los auténticos pasos con los parroquianos argentinos, junto con su pareja Madelaine y retorna a su patria con ella, invitado a presentarse en el restaurante "Louis Martin's" de New York. Nada mejor para su debut que hacerlo ostentando la gran novedad: el tango que habían aprendido a bailar juntos en París con los "ricos argentinos y sus oscuras y hermosas mujeres". La muchedumbre que los aclamó los puso de inmediato de moda, llevándose Maurice el crédito de ser el primer bailarín que introdujo el auténtico tango -aunque ya con algunos pasos modificados- en los EE.UU.. En el ínterin, Maurice se casó con Madelaine y entrenó para reemplazarla en sus exhibiciones en cabarets, a una bailarina aficionada llamada Joan Sawyer, que poco duró como su pareja, pues mientras se presentaban en la obra "Over the River", lo plantó, dejándole sólo una breve nota de despedida y un gusto amargo en la boca, para escaparse con un bailarín británico y formar pareja con él. Ni bien supo el empresario teatral Flo Ziegfeld lo ocurrido, le sugirió a Florence Walton, una bailarina de atractiva y voluptuosa belleza, que intentara formar pareja con Maurice. Sin pérdida de tiempo -el espectáculo debe continuar-, pasadas las presentaciones, Maurice le enseñó unos pasos y esa misma noche retomó su actuación en "Over the River" con ella. A partir de aquí, Florence se convertiría en su esposa y su mejor compañera de baile hasta el día en que se divorciaron en 1920. ¿Qué había pasado con Madelaine? Nada se sabe al respecto. Terminada la temporada de esta obra, Ziegfeld los contrató para actuar juntos en "The Rose Maid" (1912). Entre obra y obra ambos realizaron frecuentes giras por Europa, anunciándose como Maurice y Florence Walton, o simplemente "Los Walton". En una de esas giras, Maurice volvió a Francia, y como el dueño del Café de Paris le había dicho que cada vez que pasara por allí fuera a bailar a su Café, apareció dispuesto a bailar y de paso presentarle a su nueva compañera y esposa. Maurice ignoraba que durante su ausencia, su lugar en la pista del Café había sido ocupado por la pareja de bailarines Vernon e Irene Castle, que meses antes habían llegado desde New York contratados para intervenir en una fracasada obra teatral que los empujó a hacer exhibiciones en lugares de mala muerte, muchas veces a cambio de la comida. Irene Castle, al contar este encuentro en su autobiografía, dice que ella no objetó compartir el cartel con Maurice y Florence, pero éste sí. Esta objeción puede ser al revés, dado que Irene no guardó muy buen concepto de ellos. Según expuso en su libro: "Maurice era un pequeño hombre oscuro que parecía latino, de mal carácter, y con cientos de leyendas a su alrededor. Valseaba hermosamente e indudablemente le había enseñando a Florence todo lo que él sabía. Ella era una pequeña tabla de la cintura para arriba, pero tenía hermosas piernas y manejaba los pies maravillosamente". Esta situación de rivalidad artística, hizo que los Castle se retiraran hasta tanto expirara el contrato de Maurice. Pero no esperaron mucho. Al poco tiempo le cancelaron el contrato y los Castle pasaron a actuar como atracción, por lo que Maurice y Florence volvieron a los EE.UU.. Instalados de nuevo en New York, se convirtieron en la pareja de baile más popular y exitosa del momento, hasta que pasados unos años los Castle también regresaron, y también trayendo el tango enredado entre sus pies. En poco tiempo, los Castle pasaron a ser sus más fuertes rivales en popularidad y quienes lo reemplazarían en la difusión del tango en los EE.UU.. Ayudó a esto el hecho de que a Maurice siempre lo persiguió una imagen de gigoló que contrastaba mucho con la elegancia y distinción que emanaba de los Castle. No obstante, con el tiempo Maurice abrió un estudio de baile y se cotizó entre las damas de la aristocracia a razón de $25 dólares la hora por unas lecciones de tango y otros bailes, entre ellos la danza apache, y la maxixe -también llamada tango brasileño- tres danzas que serían sus más exitosos bailes durante sus exhibiciones en salones, tea dansants, teatros, y reuniones privadas entre 1910 y 1920. A partir de 1921, terminado el divorcio con Florence, Maurice trabajó en Europa y los EE.UU. con diferentes y atractivas compañeras, entre ellas Leonora Hughes (a veces confundida con Leona), la actriz Barbara Bennett, y Eleanore Ambrose, con quien se casaría en París a principio de 1926. Ese mismo año de 1926, al retornar de Europa con su nueva esposa, después de haber estado haciendo exhibiciones en los cabarets franceses, se presentaron como número atracción en el Club Mirador de New York, justo cuando fue contratado Francisco Canaro con su orquesta para presentarse allí mismo. Según cuenta Canaro en sus memorias, Mauricio y Eleonora -así los nombra- "formaban una buena pareja de bailarines, pero sus exageradas pretensiones eran muy superiores a sus verdaderos méritos artísticos". El caso es que Canaro traía como atracción a Casimiro Aín, quien todas las noches hacía exhibiciones de tango y muchas mujeres del público le solían pedir que bailara con ellas para pulir su baile. Esto, ya sea por celos profesionales o por problemas de prestigio, molestó a Maurice al extremo de solicitarle al dueño del local que suprimiera las exhibiciones de Aín. Este episodio, similar al ocurrido más de diez años atrás en el Café de Paris con Vernon e Irene Castle, muestra un poco el temperamento vedettista de Maurice, en cierta medida comprensible, si se tiene en cuenta que era uno de los más notables bailarines de New York y quien más contribuyó a simplificar y pulir los pasos del tango para imponerlo en los EE.UU.. Incluso, muchos historiadores coinciden en afirmar que fue el creador del Tango Americano, tal como hoy en día se lo baila en las competencias internacionales. Inventivo coreógrafo, Maurice no sólo fue un alto exponente en materia de crear, modificar y simplificar pasos de baile para hacerlos accesibles al aficionado, sino también en crear nuevos bailes, entre ellos el Maurice's Step Dance (1910), el Maurice Walk (tango, 1912), la Maxixe brasileña (1913), el Canter Waltz (tango, 1914), el Maurice Glide (1914), y el one-step Junk Man Rag, en base a una composición de Luckey Roberts, autor a su vez de varios tangos. Prueba de su popularidad es The Tango Del Maurice, compuesto especialmente para él por Silvio Hein, y de cuya partitura se hizo una edición con él y Florence Walton en la portada, y otra con Madeleine D'Arville; y el tango El irresistible de Lorenzo Logatti, que se conoció en los EE.UU. como "El Tango de Maurice", dado que era uno de sus favoritos para sus presentaciones. Su maestría en el baile quedó registrada en las películas "The Quest of Life" (1916) haciendo pareja con Florence, "Le Roi du Cirage" (1931) y "Lady of Burlesque" (1943). Reconocido internacionalmente como un notable bailarín de salón, durante sus giras se presentó ante todos los monarcas europeos, menos ante el Emperador de Alemania que había prohibido los bailes populares que venían fuera de su país. También pudieron admirar su arte los asistentes a los más lujosos clubes nocturnos del mundo, como el Alhambra Theatre (Londres) con Florence; el Café De París (Francia) con Madeleine, Florence y Leonora Hughes; el Carlton Hotel (Monte Carlo) con Madeleine; el Casino Theatre (Viena), y Café de París (New York) con Jacqueline, Leonora, y Georgette. Maurice Oscar Louis Mouvet, su nombre completo, llamado simplemente Maurice, fue erróneamente considerado francés, belga y/o español a pesar de haber nacido en New York. Radicado a principio de 1926 en París, donde se casó con Eleanor, actuó en el St. Moritz con ella hasta que cayó enfermo y se trasladó a Lausana, Suiza, en busca de un clima mejor para su salud. Instalado en el Hotel Savoy, cuando su enfermedad se agravó, su esposa y su hermano Oscar viajaron desde París para estar a su lado, falleciendo de tuberculosis el 18 de mayo de 1927 y sin dejar descendientes. Sepultado en París, muchos lugares de diversión de Montmartre cerraron sus puertas en homenaje al gran bailarín que todos habían admiraron. 

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