lunes, 19 de diciembre de 2016

Tango Fidel Martín Carrouche Argentina


Tango:

Cuando en una publicación semanal, a mediados del año 1957, Hugo Del Carril comenzó a relatar los pormenores de su vida artística, de inmediato recaló en los amigos del barrio que fueron sus primeros oyentes y fieles admiradores. Allí mencionó que, a uno de ellos, se le ocurrió proponerle dar serenatas, y así hicieron. La primera homenajeada fue una niña, con un vals titulado “Trovas [b]” compuesto por uno de los muchachos de apellido Spindola. Los otros eran los hermanos, Mario y Martín Carrouche, el pianista Emilio Castaing y, por supuesto, Carlos Cáceres primer seudónimo del que después fuera Hugo Del Carril. Junto a ellos sumaba como guitarrero otro vecino de apellido Larrieu. Una piecita en casa de los Carrouche, que estaba en la calle Santander y Rivera Indarte, en el barrio de Flores, los tenía horas tocando y cantando. Y llegó la idea expresada por Martín de formar un trío. Poco tiempo después, nació el Trío París compuesto por Podestá, Cáceres y Castaing. El debut fue en Radio del Pueblo con buena acogida a un repertorio internacional, pero nada de dinero. Después llegó un contrato para el Teatro Fémina, luego Comedia, era un teatro de revistas donde aparecían en escena de manera muy particular. A los tres los metían en un cofre de papel de varios colores y, a un acorde de la orquesta, se erguían rompiendo la envoltura para aparecer cantando rodeados de varias muchachas. De pronto fueron un cuarteto cuando se agregó Mario Carrouche, excelente cantor, pero el conjunto tuvo vida efímera porque a Martín se le presentó la oportunidad de alinearse en la Orquesta California, hawaiana la llamaban. Luego a este tipo de conjuntos se les denominó orquestas características porque interpretaban todos los ritmos. En esa formación cantó junto a las Hermanas Desmond, haciendo la rutina habitual de emisoras de radio, teatros y clubes. Aquel cuarteto volvió a ser trío y luego sólo una anécdota en el derrotero de Martín y de Hugo Del Carril. Desde 1935 y hasta comienzos del 40, revistó en el conjunto de Pedro Maffia. Radios, teatros, giras al interior del país hasta llegar a la zona patagónica y luego, el famoso Casino de Viña del Mar, en Chile, los recibe en el verano de 1938. De regreso al país continuó cantando en diversos escenarios. Es posible que tanto movimiento lo alejara de los estudios de grabación, pues fue en 1936 que registró una única placa, “Sombras porteñas”, vals de Sebastián Piana y Maffia con letra de Homero Manzi, que cantó también para el film homónimo dirigido por Daniel Tinayre y estrenado el 25 de febrero de ese año en el cine Ambassador. Entre otros, actuaron Maruja Gil Quesada, Francisco Petrone, Alberto Anchart y Mercedes Simone canta un tema. Luego, vendría su momento de gloria cuando fue convocado por Pedro Laurenz, con quien, en sólo cuatro meses, grabó cuatro temas. Debutó con “La vida es una milonga”, del bandoneonista Fernando Montoni y Rodolfo Sciammarella, el 5 de septiembre de 1941. Después, seguirían: “Quedate tranquilo”, registro del 2 de diciembre de 1941; “Flores del alma”, del 7 de enero de 1942 y, en la misma fecha, “Al verla pasar”. Como galán y cantando acompañado por guitarras, participó en una temporada teatral en la compañía de la comediante Leonor Rinaldi. Algunas presentaciones en diferentes radios dieron fin a su carrera, cuando recién contaba con 33 años de edad. Trabajó como empleado en un organismo del Estado, hasta su jubilación por razones de salud. Fue autor y compositor de varios tangos: “Calle de mis recuerdos”, “Tristezas” y “Sin esperanza [b]”, con Santos Lipesker; “Charlando” y “La cita”, con Juan Bautista Gatti; “Ronda del tango” y “Yo soy aquel porteño”.

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