martes, 27 de enero de 2015

Tango Bravo, Jorge Raúl Argentina


Tango:

Vivió durante toda su vida de su profesión de bailarín, pero además, es un experto en diseñar coreografías para shows y espectáculos musicales. Son muchísimos los profesionales del tango danza que han aprendido con él y con su amigo y socio, Antonio Todaro. Nacido en 1934, en la provincia de Santa Fe, Bravo fue milonguero desde temprana edad. Comenzó a bailar a los 14 años en Floresta, el barrio donde se radicó su familia, en la zona oeste de la Ciudad de Buenos Aires. Como tantos colegas de su generación, no pudo vivir sólo del tango y, durante los primeros años de carrera profesional, trabajó en el Correo Argentino y en el Bank of America. En 1962, debutó como bailarín solista en un show que se ofrecía a pocos metros del Obelisco, en la mítica calle Corrientes del centro porteño. En 1963, remplazó a Virulazo en El Viejo Almacén, el conocido local del barrio de San Telmo, propiedad de Edmundo Rivero. En 1964, compartió el escenario del Teatro Astral con el cantante Guillermo Fernández, entonces un niño prodigio, hoy uno de los artistas más talentosos del tango. También, siguió los compases de los músicos de Carlos Di Sarli para reinaugurar el Cabaret Marabú, de la calle Maipú, uno de los más famosos del centro en la época de oro del tango. Ya en 1968 realizó su primera gira internacional junto a la popular orquesta de Juan D'Arienzo. Durante todo este período su pareja de baile fue Haydée Varoni. Más tarde vendrían otros logros más conocidos: un espectáculo junto a la cantante Libertad Lamarque y sus roles como primer bailarín y coreógrafo de la compañía de Mariano Mores. Recién en los 90, empezó a ser masivamente considerado como un referente del tango danza. Al analizar ese reconocimiento tardío, el propio Bravo afirma: «En la época en que éramos jóvenes, no existían las posibilidades de reconocimiento social que hay hoy, porque éramos muy pocos los que bailábamos tango y el mercado laboral, tanto en la Argentina como en el exterior, era mucho más restringido para el tango.» Este maestro, corógrafo y bailarín es conocido en el ambiente tanguero como maestro de maestros, ya que a él pertenecen algunas de las coreografías que numerosos bailarines despliegan en Buenos Aires y en el mundo. Asimismo, Bravo le ha dado clases a personalidades de la danza como Guillermina Quiroga, Roberto Reis, Carlos Copello, Natalia Games, Gabriel Angió, Pancho Martínez Pey, Osvaldo Zotto, entre muchos otros. Actualmente, se puede afirmar que es una de las personalidades más significativas del tango danza articulado con la enseñanza, junto a los fallecidos bailarines Antonio Todaro y Pepito Avellaneda. Dueño de una energía única, despliega cada figura como si dibujara un pedazo de Buenos Aires con sus piernas. El carácter, la tenacidad y la nobleza son algunos de los atributos que definen a este bailarín que posee más de 58 años de experiencia bailando y dando clases. En su larga carrera trabajó con grandes orquestas típicas, como las de Juan D'Arienzo, Miguel Caló, José Colángelo, Los Señores del Tango, Mariano Mores, Osvaldo Pugliese. Sus giras por Estados Unidos, donde actuó en Las Vegas, Miami, Los Angeles, así como por Europa, Centro América, se repiten año tras año. En reconocimiento a su carrera como bailarín, ha recibido muchas distinciones y premios: en 1957, ganó el concurso de tango en la Confitería Dominó; en el año 1964 ganó en la Confitería Siglo XX su segundo concurso; en el año 1968 gana su tercer concurso de La Casa del Tango; en el año 1989 fue el primer bailarín y coreógrafo de la compañía de Libertad Lamarque, siendo ganador del premio Estrella de Mar, Juntamente con la orquesta de José Colángelo; en el año 2011 fue distinguido como El maestro más destacado del año por Solo Tango. Un párrafo aparte merece su condición docente y en especial el Método Todaro-Bravo, sin duda, uno de los aportes más relevantes a la difusión del tango como danza popular, que hizo junto a Antonio Todaro (otro maestro de maestros), en las dos academias que crearon y dirigieron en Buenos Aires durante más de 15 años, entre 1970 y 1985. El sistema o método que desarrollaron es profundamente pedagógico, donde el alumno es tomado desde un comienzo por el profesor para que experimente los movimientos en contacto con el otro. Según palabras de Bravo: «Para mí es fundamental que el hombre experimente desde un principio la relación entre los cuerpos y que cuando es conducido sienta cómo se sienten las diferentes marcas que hace un conductor.» Bravo recuerda nítidamente su labor junto a Todaro y afirma: «Antonio fue compañero de trabajo, amigo y socio. A partir del agradecimiento que recibió de Miguel Ángel Zotto su nombre se hizo mucho más conocido que el mío, pero también porque yo soy perfil bajo. Cuando voy a una milonga prefiero que me den una mesa que no esté sobre la pista. Pienso que si hay alguien que me ve y que me quiere saludar, lo va a hacer igual.» Indudablemente, Raúl Bravo es un auténtico artista de nuestro tango, sabio y generoso, prototipo del más rancio estilo porteño.

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