Tango:
Claudio Cardona (San Carlos de Bariloche, Argentina) y Vito Muñoz (Lima, Perú) han creado un estilo de tango varón apreciado por saber fundir la técnica más clásica del tango con las tendencias más actuales. Claudio Cardona comenzó a bailar en su ciudad natal en la Milonga El Rincón del Tango, donde junto a 27 compañeros crearon el ballet Corazón Tanguero con los profesores Raúl Mansilla y Ana María Fernández. Participó en eventos de su cuidad así como en las aperturas del festival Patagonia y Tango. Conoció la milonga con traspié de la mano de grandes bailarines como Ricardo Viqueira, Hugo Carrasco, Carlos Espinosa y Andrés Laza Moreno, con quienes pudo desarrollarla y convertirla en su especialidad. En 2006 comenzó a dar clases y espectáculos en Bariloche, participó en el campeonato pre-mundial de tango salón, quedando como finalista en el 4º lugar y formó parte de una compañía bajo la dirección del coreógrafo-bailarín Omar Merlo. En 2007 viajó a España y empezó a dar clases en La Milonga del Centro de la mano de Marcos Iaffa, quien le abrió las puertas de Madrid. Continuó su formación con los maestros Leo Calvelli (dueño de la compañía de baile Conceptango) , Mariano Otero (compañía Tango Sensaciones), Fabián Peralta y Virginia Pandolfi, Gaspar Godoy y Gisela Galeassi, Adrian Veredice y Alejandra Hobert, Sebastián Arce y Mariana Montes y con Osvaldo Zotto, quien fue y es su referente. Piensa que el aprendizaje del otro rol le abrió otro mundo: pudo darse cuenta de lo que era sentir el otro lado. El ser conducido le ayudó a conducir mucho mejor. Vito Muñoz comenzó su formación de tango, vals criollo y milonga en Barcelona con la pareja de bailarines Graciela y Osvaldo. Continuó su aprendizaje en Madrid con Martin Soisa, Ezequiel Herrera y María Antonieta Tuozzo, Diego Escobar y Angi Staudinger, Fabián Peralta y Virginia Pandolfi, Gaspar Godoy y Gisela Galeassi, Osvaldo Zotto y Giselle Avanzi, Sebastián Achával y Roxana Suárez. Mas allá del conocimiento y la experiencia que estos grandes maestros le han transmitido, Vito siempre se ha planteado interrogantes sobre los movimientos y su fluidez, así como preguntas sobre las formas en las que su cuerpo pueda plasmar aquello que siente al oír un tango. Claudio y Vito son grandes amigos desde 2008. En 2009 abrieron La Covacha -una milonga referente del tango en Madrid y en España- donde impartían la clase previa a la milonga. Con el tiempo fueron invitados a diversos sitios como profesores y así fueron surgiendo exhibiciones. Casi sin darse cuenta se habían convertido en pareja de baile. Participan en festivales y dictan clases de tango y milonga en Madrid, Salamanca, Gijón, Málaga, Irún, Marbella, Valladolid, Burgos, Gijón, Bilbao, LLanes, San Sebastián, Anglet, Burdeos (Francia), Munich (Alemania) y Oporto (Portugal). En sus clases les gusta dejar conceptos de forma clara y que sean aplicables a distintos niveles, así como tener una relación cercana con el alumno y mostrarles su criterio personal del baile. Han conseguido una perfección de movimientos, unido a una elegancia notable y muy buena interpretación de la música. Sus coreografías llaman la atención por la personalidad de la pareja, la prolijidad, las sutilezas de sus figuras y una gran sincronización en el intercambio permanente de rol.
Claudio Cardona (San Carlos de Bariloche, Argentina) y Vito Muñoz (Lima, Perú) han creado un estilo de tango varón apreciado por saber fundir la técnica más clásica del tango con las tendencias más actuales. Claudio Cardona comenzó a bailar en su ciudad natal en la Milonga El Rincón del Tango, donde junto a 27 compañeros crearon el ballet Corazón Tanguero con los profesores Raúl Mansilla y Ana María Fernández. Participó en eventos de su cuidad así como en las aperturas del festival Patagonia y Tango. Conoció la milonga con traspié de la mano de grandes bailarines como Ricardo Viqueira, Hugo Carrasco, Carlos Espinosa y Andrés Laza Moreno, con quienes pudo desarrollarla y convertirla en su especialidad. En 2006 comenzó a dar clases y espectáculos en Bariloche, participó en el campeonato pre-mundial de tango salón, quedando como finalista en el 4º lugar y formó parte de una compañía bajo la dirección del coreógrafo-bailarín Omar Merlo. En 2007 viajó a España y empezó a dar clases en La Milonga del Centro de la mano de Marcos Iaffa, quien le abrió las puertas de Madrid. Continuó su formación con los maestros Leo Calvelli (dueño de la compañía de baile Conceptango) , Mariano Otero (compañía Tango Sensaciones), Fabián Peralta y Virginia Pandolfi, Gaspar Godoy y Gisela Galeassi, Adrian Veredice y Alejandra Hobert, Sebastián Arce y Mariana Montes y con Osvaldo Zotto, quien fue y es su referente. Piensa que el aprendizaje del otro rol le abrió otro mundo: pudo darse cuenta de lo que era sentir el otro lado. El ser conducido le ayudó a conducir mucho mejor. Vito Muñoz comenzó su formación de tango, vals criollo y milonga en Barcelona con la pareja de bailarines Graciela y Osvaldo. Continuó su aprendizaje en Madrid con Martin Soisa, Ezequiel Herrera y María Antonieta Tuozzo, Diego Escobar y Angi Staudinger, Fabián Peralta y Virginia Pandolfi, Gaspar Godoy y Gisela Galeassi, Osvaldo Zotto y Giselle Avanzi, Sebastián Achával y Roxana Suárez. Mas allá del conocimiento y la experiencia que estos grandes maestros le han transmitido, Vito siempre se ha planteado interrogantes sobre los movimientos y su fluidez, así como preguntas sobre las formas en las que su cuerpo pueda plasmar aquello que siente al oír un tango. Claudio y Vito son grandes amigos desde 2008. En 2009 abrieron La Covacha -una milonga referente del tango en Madrid y en España- donde impartían la clase previa a la milonga. Con el tiempo fueron invitados a diversos sitios como profesores y así fueron surgiendo exhibiciones. Casi sin darse cuenta se habían convertido en pareja de baile. Participan en festivales y dictan clases de tango y milonga en Madrid, Salamanca, Gijón, Málaga, Irún, Marbella, Valladolid, Burgos, Gijón, Bilbao, LLanes, San Sebastián, Anglet, Burdeos (Francia), Munich (Alemania) y Oporto (Portugal). En sus clases les gusta dejar conceptos de forma clara y que sean aplicables a distintos niveles, así como tener una relación cercana con el alumno y mostrarles su criterio personal del baile. Han conseguido una perfección de movimientos, unido a una elegancia notable y muy buena interpretación de la música. Sus coreografías llaman la atención por la personalidad de la pareja, la prolijidad, las sutilezas de sus figuras y una gran sincronización en el intercambio permanente de rol.
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