miércoles, 22 de marzo de 2017

Tango Florindo Sassone Argentina


Tango:

Fue Florindo para su vida artística, ya que, para los que fuimos sus amigos, se llamó Pedro, que era su primer nombre de pila. Siendo su orquesta, a partir de mil novecientos treinta y tantos, una agrupación excelentemente ajustada y de rico repertorio, no fue lo que se dice un boom. Claro; era el tiempo en que se disputaban la supremacía Francisco Canaro, Francisco Lomuto, Roberto Firpo, Julio De Caro, Edgardo Donato, Roberto Zerrillo y Juan D'Arienzo que surgía con su ritmo nervioso. Sassone estaba en el nivel de las orquestas de barrio como Rafael Santacápita, Mario Azzerboni, Miguel Padula, Alberto Las Heras, José Otero, Oscar Lavalle y tantas más que quedaron en el camino. Pero él persistió sin aflojar hasta que, por mérito propio, se encontró frente a su orquesta en uno de los estudios que Radio Belgrano tenía en la avenida Belgrano y Entre Ríos Poco a poco fue moldeando un estilo propio, mezcla rara de Osvaldo Fresedo y Carlos Di Sarli, aunque llegó a no tener nada de ninguno de los dos y todo de Florindo Sassone. Es notable como en un artista pueden influir otros artistas y llegar a tener una absoluta personalidad. Hay que escuchar atentamente una grabación instrumental para advertir dónde están escondidos Fresedo y Di Sarli. Como estar, están, pero al estilo Sassone. Dueño, además, de un buen gusto fuera de lo común. Cultiva una forma auténtica de tango, con firme preponderancia de la pureza y lozanía de la línea melódica, enmarcada en los atractivos de un lúcido juego de recursos sonoros, siempre agradables y de muy cuidadosa factura. Se advierten con frecuencia algunos agregados de matices decorativos, modernamente intercalados, un tanto ajenos a la ortodoxa estructura tradicional de las orquestas típicas. Era poco afecto al lucimiento de los ejecutantes solistas, poniendo el acento en la nutrida gama de efectos y matices a cargo de los distintos sectores instrumentales del conjunto. Nació en el barrio de Liniers, extremo oeste de la ciudad de Buenos Aires, donde hizo sus primeros estudios musicales y se recibe de profesor de violín. En 1930, debutó profesionalmente en un conjunto que dirigía Antonio Polito que actuaba en Radio Belgrano. Al año siguiente pega el gran salto y pasa a ser violinista en la orquesta de Roberto Firpo. Pero es con Osvaldo Fresedo que Sassone abreva su manera de sentir el tango, que lo marcará para siempre. En 1935, ya desvinculado de El Pibe de la Paternal, Florindo forma su primera orquesta, debuta el 1 de enero de 1936 en Radio Belgrano y actúa en el café Nacional y el cabaret Marabú, con la voz de Alberto Amor. Tiempo más tarde pasa a Radio El Mundo donde hace un programa, todos los mediodías, con una gran orquesta que tenía percusión, arpa y otros exóticos instrumentos. En 1940, abandona la radio y la música para dedicarse a negocios particulares hasta el año 1946 que regresa y arma una modesta formación, con músicos noveles, para actuar en cafés y escenarios barriales. En 1947, reformula su orquesta, retorna a la radio con mucho éxito y comienza a competir con los grandes directores. Vuelve a los más importantes escenarios porteños y a los bailes. Pero en realidad, más allá de sus reconocidas virtudes, la presencia vocal de Jorge Casal fue fundamental para ese fenómeno. Este jovencito cantor irrumpió en el mundo artístico de la mano de Sassone, con una gran repercusión, asombrando a propios y extraños por el brillo de su voz y su potencia bien administrada. Como si fuera poco, con una pinta impresionante. Lo mismo que otros maestros, tuvo que agregar otro cantor a su orquesta, y otra vez no se equivocó, contrató a Roberto Chanel. Pasaron los años, la televisión ya estaba consolidada y Florindo fue uno de los primeros directores que se presentó ante las cámaras. En 1960, llegó a tener un programa, donde era la figura estelar. En 1962, la orquesta contaba con un equipo de músicos excepcional: Osvaldo Requena en el piano; en la línea de bandoneones estaban Pastor Cores, Carlos Pazo, Jesús Méndez y Daniel Lomuto; en los violines, Roberto Guisado, Claudio González, Carlos Arnaiz, Domingo Mancuso, Juan Scafino y José Amatriali; con Enrique Marcheto en el contrabajo. En 1966, viajó al Japón donde se presentó en las más importantes ciudades por espacio de varios meses. Para esa ocasión llevó como cantor a Mario Bustos. Seis años más tarde vuelve a ese país, esta vez con otra voz: Luciano Bianco. Colombia y Venezuela lo reciben en 1975 y en Caracas, actuó junto a una delegación artística argentina. En esa oportunidad eran sus cantores: Oscar Macri y Rodolfo Lemos. Después una gira a Porto Alegre, en Brasil y a Asunción, capital del Paraguay. Fueron voces de su orquesta, además de los ya nombrados —Amor, Casal, Chanel, Bustos, Luciano Bianco, Macri y Lemos— los cantores Carlos Malbrán, Raúl Lavalle, Rodolfo Galé, Andrés Peyró, Fontán Luna, Osvaldo Di Santi, Zulema Robles y Gloria Díaz. Florindo Sassone no tiene una importante obra como compositor, pero podemos destacar entre sus temas más exitosos: la milonga “Baldosa floja” con la colaboración de Julio Bocazzi y el tango “El último escalón”, con Javier Mazzea, ambos con la pluma de Dante Gilardoni. También le pertenecen: los tangos instrumentales: “El relámpago”, “Cancha” y junto a Mazzea, “Rivera Sud”, “Bolívar y Chile”, “Tango caprichoso”, “Esquina gardeliana”, entre otros.

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